Un hombre
cómodamente sentado frente a nueve copas… pareciera que supiera exactamente lo
que siente y es posible que así. Pero,
también tiene una actitud un poco pedante o de “sobrado” como decimos acá en
Venezuela, en la que se cree dueño de la verdad y las emociones.
Quizá las
nueve copas son sus afectos y los da por sentado, sin siquiera voltear a ver
qué necesita cada uno de esos afectos.
Un poco de
humildad y de reconocimiento sería el orden del día… voltea a ver cada copa,
dale un nombre, agradécele y ocúpate de llenar esas copas para que siempre
puedan dar. ¿Qué puedes obtener de una
copa vacía? ¿Qué puedes obtener de alguien a quien no le das tu amor?
Y por otro
lado, si te ves como una de esas copas… ¿qué más puedes dar si estás
vacía? ¿Quizá la copa se puede girar y
mover, buscar otra fuente de amor?
El nueve
nos habla de un proceso emocional que está llegando a su final. Si se trata de una relación, entonces es
importante darle un giro, buscar nuevas metas en común, iniciar el amor de
nuevo por un camino que los lleve agarrados de la mano. Si no están dispuestos a reinventarse,
entonces quizá es hora de tomar caminos diferentes, todo depende de ti.
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