Cada vez que sale El Diablo, me sonrío. Por varios motivos, la primera, porque me llama mucho la atención que en una sociedad donde en teoría la fe en Dios es tan fuerte, pareciera que el diablo tiene más fuerza. Pareciera que Dios no pudiera arreglársela para contener al diablo si le diera la gana. La otra, porque en realidad, yo personalmente nunca he visto un ser con cachos, orejas de burro, alas de murciélago, de la cintura para abajo como una bestia y de la cintura para arriba como un hombre.
Por supuesto, también se que esta imagen ha sido engranada en el inconsciente colectivo para poner orden... para asustarnos. Así, en lugar de ser buenos por amor a Dios, lo somos por miedo al diablo. ¡Interesante! ¿Verdad? Así que la primeras preguntas que te pido que te hagas es la siguientes:
¿Cuántas cosas has dejado de ser o hacer por temor al castigo?
¿Cuántas cosas eres o haces por amor a los resultados?
¿En cuál de estas situaciones te sientes más feliz?
La letra hebrea relacionada con el Sendero del Arbol de la Vida donde está este Arcano es Ayin, que quiere decir OJO, los ojos que utilizamos para ver, para atrevernos a ver las cosas tal como somos y no como quisiéramos que fueran.
Cuando aparece en una lectura, a mi me habla de la necesidad o la disposición que ya tiene el consultante de ver las circunstancias de su vida con ganas de aclarar todo lo que sea posible. Por fin, quiere crecer, quiere asumir la responsabilidad de su vida, de las consecuencias de sus acciones, de aceptar lo que es y lo que no.
Recordemos el cuento de Adán y Eva... y aparece el diablo en forma de serpiente a tentar a Eva... y ella DECIDE probar del árbol del bien y el mal... y le ofrece a Adán... y Adán DECIDE probar... y abrieron sus ojos al bien y al mal. Y todo es culpa del diablo. ¿O de sus decisiones? Hasta ese momento, vivían como niños, protegidos por Papá, quien les decía qué podían y que no podían hacer. Así que esa decisión representa nuestro libre albedrío. Por supuesto, pudieron (ambos) decidir no probar y quedarse siempre bajo la sombra de Papá, vivir en el paraíso.
El Diablo representa esa tendencia del ser humano de culpar a otros por nuestras decisiones.
Observa la imagen... un hombre y una mujer con cachos y colas, "encadenados" al yunque del diablo. Observa bien la cadena, más bien un collar que se pueden quitar o poner.
¿A qué te encadenas?
¿Qué cadenas estás listo para quitarte?
Y los cachos... bien. Siempre los hemos relacionado con la infidelidad ¿cierto?
¿Qué mayor sensación de esclavitud que la de pensar o creer que nuestra pareja nos está siendo infiel? ¿Qué hacemos en relaciones que nos esclavizan emocionalmente? ¿Qué pasaría si asumimos nuestra decisión de estar en pareja desde el amor a nosotros mismos y al otro?
Luego, las orejas... representan nuestra testarudez. Nuestra tendencia a creer que tenemos la razón y el otro no... las guerras por creencias.
Luego, la cara y el cuerpo de bestia, la desnudez... nuestra sexualidad cruda, natural. A la que tanto tememos.
¿Cómo manejas tu sexualidad? ¿Qué representa el sexo para tí? ¿Es una fuente de placer? ¿Es fuente de remordimientos? ¿Que pasaría si creyeras que el sexo es sagrado?
Y esa cosa, ese yunque sobre la que está montado el diablo, ¿no te parece que está incómodo? ¿inestable?
¿Cuántas creencias tienes que te hacen sentir así? ¿Qué pasaría si te bajaras de ese falso altar y caminaras con los pies bien plantados sobre la tierra?
Me encantaría saber qué piensas y cuáles son tus respuestas... puedes escribirlas acá o a elitepperk@gmail.com.
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